domingo, 7 de mayo de 2017

Expertos critican a la política económica del macrismo

Por Alvaro Torriglia, en La Capital de Rosario.
Una encuesta marca la “mala” percepción de la economía entre los argentinos.
La política económica del gobierno nacional no expresa en esta etapa un programa macroeconómico coordinado sino una alianza coyuntural de sectores económicos que coinciden en su plan de negocios. Esta entente se apoya en la brutal transferencia de ingresos desde el segmento económico de menores recursos, el endeudamiento público y la libertad para fugar capitales. Es difícil pensar que con este esquema se observe una recuperación sostenida de la actividad económica y el empleo. Tampoco que se controle un déficit fiscal agigantado por la resignación de ingresos fiscales y la dinámica de la deuda. El cuadro abre las puertas para avanzar, el día después de las elecciones legislativas, en una nueva devaluación y otra ronda de tarifazos, un mayor ajuste fiscal y una ofensiva sostenida por las reformas fiscal y previsional.

Los conferencistas

Esta cruda descripción fue expuesta por los economistas Sergio Arelovich y Julia Strada durante una conferencia sobre la “sintonía fina” de la política económica de Mauricio Macri, organizada por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), el Manifiesto Argentino y la Universidad del Hacer, en la sede de Ovidio Lagos 790, de la ciudad de Rosario, Santa Fe.
Para Strada, la necesidad de negocios de una alianza coyuntural conformada por el agronegocio, el sector financiero y las empresas energéticas, direcciona la política de ajuste del gobierno nacional. No hay, dijo, una coordinación macro “en este esquema de negocios sectoriales”.

La “bicicleta” financiera

Esta dinámica se nota en el terreno fiscal. El Cepa, centro de estudios al que pertenece Strada, estimó que la transferencia de 70 mil millones de pesos por vía de la reducción impositiva a estos sectores, la liberación del mercado cambiario que permitió una dolarización de carteras de 12.715 millones de dólares el año pasado, el aumento de la deuda, la bicicleta financiera alimentada con la sobredosis de Lebac y el aumento de la tasa de interés forman parte de esta lógica. La caída en los ingresos provocada por este activismo sectorial provocó, contrariamente a lo prescripto por el paradigma ortodoxo, un déficit fiscal, que “es mayor al 6% del PBI”.
La comparación con los programas neoliberales que llevaron adelante la dictadura y el gobierno de Carlos Menem es inevitable. Arelovich recordó que en aquellas dos etapas pasó un tiempo hasta que el conjunto de medidas económicas destinadas satisfacer la necesidad de distintos sectores de "hacer colchones de ganancias" se estructuraran en un verdadero plan. En el caso de Menem, eso ocurrió, dijo, dos años después de asumir, cuando se sancionó la ley de convertibilidad. En el caso de la dictadura, cuando en 1977 se dictó la reforma de la ley de reforma del sistema financiero. 
“El gobierno de Macri está transitando un momento parecido, hoy todavía está en la etapa de saqueo, el plan económico quizás lo veremos después”, dijo. ¿Después de las elecciones legislativas? Probablemente. Según Strada, las señales del presupuesto 2017, los anuncios ya efectuados por funcionarios nacionales y las batallas que eligió dar el gobierno al inicio de este año, prefiguran tres ejes de acción para el día después: una nueva devaluación ("el presupuesto marca un dólar a 18 pesos y el equivalente a la devaluación de 2016 sería de 21 pesos", dijo), una nueva vuelta de aumento de tarifas, y una reforma laboral y previsional. El Brasil de Michel Temer es, en este sentido, un futuro posible.

Despidos y caída del salario

Strada explicó que en 2016 la macroeconomía de Macri provocó un shock de transferencias de ingresos a los sectores más ricos, dentro del cual los despidos masivos y la caída del poder adquisitivo del salario fueron causa y consecuencia.
Según el Cepa, se perdieron 253.967 puestos de trabajo en forma bruta desde la asunción del nuevo gobierno. El Ministerio de Trabajo maquilla estos números con una creación de empleo apoyada en los monotributistas. Pero los mismos datos del Sipa evidencian “caída vertical y constante de empleo privado asalariado en la industria”, señaló.
El año 2017 dejó paso a una política de "sintonía fina" en materia laboral, que consiste en aprovechar el escenario de devastación para formalizar cambios a la baja en el salario y las condiciones laborales. El ejemplo es el de Vaca Muerta.
Con los datos de la seguridad social (Sipa), Strada expuso a los ganadores y perdedores de este esquema: las empresas con más de mil trabajadores, las grandes, son responsables del 90% de los despidos, mientras que las firmas que cierran son las más chicas.

Estructuras

Sergio Arelovich y Julia Strada pusieron bajo la lupa la estrategia económica del gobierno. Un futuro incierto.
Los números expresan una vuelta de tuerca a la concentración económica que, como subrayó Arelovich, es en los hechos un rasgo estructural de la economía argentina que no fue atacado por los gobiernos democráticos que se sucedieron desde 1983.
En base a las empresas inscriptas en la Afip, el economista explicó que el 68,7% de las ventas provienen del 1% de las empresas. Ese grupo es responsable del 65% de las ventas al mercado interno y del 99% de las ventas al mercado externo. Pero otro dato estructural es que el 40% de las ganancias de las sociedades comerciales registradas en el organismo “no provienen de la actividad principal sino de la valorización financiera. Un esquema de negocios que condiciona a la economía local desde hace treinta años cuando la dictadura militar instrumentó a través de un bando militar la actual ley de entidades financieras”.

“Alianza para el saqueo”

Para el economista, la política de Macri conecta con aquellos modelo de los 70 y los 90. Pero advierte que mientras en aquellos casos el contexto económico acompañaba esos programas, por el auge de la revolución neoconservadora y la globalización del modelo neoliberal, el plan de Macri apunta a “regresar a un mundo” que ya no existe en los términos en los que lo imaginó. Altera esto en parte, dijo, la posibilidad de estructurar en un programa macroeconómico, la “
"alianza para el saqueo” que se instrumentó en los primeros 15 meses.
“Si en 2016 hubo una caída de la producción física, ¿por qué hubo ganadores?”, se preguntó. Y respondió: “Porque hubo una transferencia de ingresos a algunos sectores a raíz de políticas activas del Estado para favorecerlos”. Estos fueron “el agro, la energía y el sector financiero, que es el que gana siempre”.
El economista elevó la cifra de la fuga de dólares a 26 mil millones de dólares entre diciembre de 2015 y marzo de 2017, de acuerdo a los datos del balance cambiario del BCRA. Y recordó que el gobierno tomó 50 mil millones de dólares de deuda neta en 15 meses, en buena medida para financiar esa fuga.
El desembarco masivo de inversores extranjeros en el negocio de la bicicleta financiera montado con la secuencia de dólar planchado, la libre movilidad de divisas y altas tasas de Lebac en pesos, es otra cara de esta bomba sobre el equilibrio del sector externo. “En 2015 el stock de letras del Banco Central era de 452 mil millones de pesos, en 2016 fue de 906 mil millones y en 2017 suman 1,12 billón”, describió.
Tradicionalmente, recordó, los compradores de esos títulos eran los bancos, las ART y los fondos comunes de inversión. “Ahora se incorporó un cuarto jugador: los acreedores no residentes en la Argentina, que ya tienen el 45% de estas tenencias”.
“Estos acreedores trajeron los dólares, los convirtieron en pesos y los pusieron en Lebac, cuando los valoricen los volverán a dolarizar y los sacarán”, opinó, y advirtió: “Si esto se vuelve masivo, la historia podría terminar en un nuevo cepo”.

No hay comentarios: