jueves, 15 de diciembre de 2016

¡Ay, Moreno…!: no sabía nada y ahora sabe de los crímenes

Por Oscar “Cachín” Díaz.
Más de un año posó con periodistas y policías “investigando” dos horrendos crímenes y no dio un paso en concreto, pero hoy, Moreno, echado como juez corrupto, denuncia con identidad reservada y dice que sabía todo. Un farsante.
Nunca durante su reciente función pública el abogado Miguel Moreno supo que sentarse en el sillón del juez del Crimen fue como pertenecer a una orden religiosa y, consecuentemente, debió ser ejemplo de virtud para que los creyentes no pierdan la fe. Al final terminó echado del cargo cuando se descubrió que integró una banda o asociación ilícita con otros magistrados con quienes consumó un hecho insólito: embargó los fondos de coparticipación de la provincia de Tucumán por varios millones de pesos; “por un delito a establecer”. Lógico, quedó fuera por “mal desempeño de sus funciones y desconocimiento del Derecho”. Qué tal?
Hoy, sin trabajo y luego de sufrir un breve encarcelamiento, se alió y se prestó para ser usado por una gavilla de malhechores que le hicieron creer que si se anima a denunciar a funcionarios del Gobierno de Santiago del Estero, puede “salvarse” o “acomodarse” con trasnochados grupos macristas que, sin votos, procuran enturbiar la situación político-institucional de nuestra provincia.
De este modo, los Rached y los Lugones le vendieron varios buzones que Moreno los compró en un clara demostración que, además de mal juez, es un pepele sin  habilidad y sin capacidad.
“Vamos a Buenos Aires, hablamos con el juez Claudio Bonadio y, amparándote en la figura de ‘identidad reservada’, denuncias y así podemos hacer ‘mierda’ a este gobierno de Santiago”, le sugirió uno de los abogados que rodea a Rached y a Lugones.

Moreno no tiene cura

Durante su actuación como juez, Moreno fue el instructor o el “dueño de la causa”, durante un año, de dos horrendos casos como fueron el asesinato de la señora Estela Auad, en la ciudad Capital y del niño “Marito” Salto, en la ciudad de Quimilí.
Salió todos los días en las primeras planas de los dos diarios de Santiago con poses de actor de Hollywood, declarando que llevaba a cabo trabajos intensos con la policía a la que alababa por su tarea en la búsqueda de pistas y de sospechosos.
Pero al final, todo lo de Moreno fue puro “piripipí”  y su mala tarea como “instructor” mantiene la bronca, la rabia y el dolor a los santiagueños por no poder dar caza a los autores de estos crímenes impunes.
Los “vivos” de Rached y de Lugones, más un grupete de abogados aventureros, indujeron al botarate de Moreno a declarar con “identidad reservada” y, en su comparecencia, dijo saber todo y que los crímenes están esclarecidos. Culpó a la policía por “tapar todo” y “manejarle el sumario”. Incluso, inventó que un policía le “ordenaba” lo que debía hacer.
Solo un tonto, siendo juez, puede admitir que un policía, como subalterno suyo, le “conduzca el sumario”.
Embalado, Moreno acusó a funcionarios de los tres poderes como partícipes de los dos crímenes.
Sin duda, este ex juez se burla de la gente. Cuando tenía el deber de investigar salió todos los días en la prensa diciendo que no tenía elementos como para determinar a los asesinos. No sabía nada. Ahora, que fue echado de la Justicia por corrupto, y frente al juez Bonadio, dice saber todo. Salta a la vista que se trata de una maniobra pueril e increíble. Moreno miente. Quiere provocar un giro de 180 grados: que nos olvidemos que fue un magistrado corrupto y sembrar el morbo acusando, sin ninguna prueba, a funcionarios provinciales con quienes convivió dentro de los tres poderes estatales por más de 10 años.

Una joda

Esta operación burda y torpe no fue a ninguna parte y el juez Bonadio se declaró incompetente. Moreno quedó fuera de juego y capaz que ahora recién entienda que fue utilizado por politiqueros inmorales e impresentables. Gente de mala entraña que lo hizo denunciar bajo identidad reservada a un juez Federal, a un funcionario, a un diputado y a personas comunes inocentes que nada saben del tema.
¿Puede ser tan sin sentido éste sujeto apellidado Moreno? ¡Cómo permite que luego de declarar con identidad reservada sus amigos abogados salgan a difundir su nombre, a difundir copias del expediente por todos lados, hacer declaraciones y tantas otras torpezas!
¡Gil…! Ahora es un “denunciante famoso” que quedó en ridículo. Un bochorno total, porque por un año, siendo juez,  atendió las causas de los dos crímenes sin encontrar pistas y culpables y, ahora, echado y procesado, dice saber todo y culpa a inocentes.
Se suele decir que para ser un buen juez es necesario ser una buena persona, y si sabe Derecho, tanto mejor.
Epitafio:  Moreno no fue un buen juez; no es una buena persona y no sabe Derecho.