viernes, 19 de junio de 2015

Macri eligió a Gaby, la más popular y, encima, amiga del Papa

Por Juan Agustín Robledo, en Infobae.
Cuando a fines de mayo cumplió los 50 años, Gabriela Michetti dijo que estaba “feliz”, con “mucha paz, alegría y gratitud”. El comienzo del año había sido duro -e ingrato- con ella, algo que acaba de cambiar: la elección del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri para que lo acompañe en la fórmula presidencial es un reconocimiento y una reivindicación de una de las dirigentes de mayor conocimiento y mejor imagen dentro del PRO luego de una primaria porteña en la que quedó herida tras una desigual competencia contra el jefe de gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Michetti pagó con una derrota por un holgado margen su apuesta: la senadora forzó una interna contra la decisión del líder del partido. No era la primera vez que mostraba independencia: oriunda de Laprida, en el macrismo la querían como candidata a gobernadora bonaerense en 2011, pero se negó, argumentando que no se sentía cómoda. También, durante la interna reciente, cruzó a su contrincante por el uso de fondos del Gobierno de la Ciudad en la campaña.
Sin embargo, sería un error calificar a Michetti como “díscola” dentro de las filas del PRO: durante toda su campaña, insistió en que era miembro del "equipo del cambio" y, para despejar dudas sobre su fidelidad con el proyecto macrista, difundió en los últimos días un video en apoyo de Rodríguez Larreta.

Muy cerca de Bergoglio

Gaby Michetti es una católica muy creyente y, desde 2003, es una de las amigas más preciadas por el papa Francisco.
Amiga del papa Francisco -se conocieron en 2003, por una prima del entonces cardenal primado, Graciela Bergoglio, también de Laprida y amiga de su familia-, Michetti se recibió en 1988 de licenciada en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador. Su ingreso a la política fue de la mano de Carlos Auyero -su hermana era novia del hijo de Auyero-, si bien nunca militó formalmente en la Democracia Cristina. En 2003 se sumó a las filas del macrismo, y resultó electa legisladora porteña hasta 2007, cuando fue la carta de triunfo del líder del PRO.
Con un lenguaje sencillo, lejos del acartonamiento de los políticos tradicionales, colaboró como candidata a vicejefa de gobierno a “humanizar” a un Mauricio Macri siempre más contracturado. Ese misma frescura a la hora de hablar le valió duras críticas por “desideologización”, como aquella dura columna de Beatriz Sarlo en la que la señalaba como exponente del “cualquierismo”.
También, aportó otra novedad: hacer campaña desde una silla de ruedas, sin victimización. Casi dos años después de dar a luz a su único hijo Lautaro, fruto del matrimonio con el periodista Eduardo Cura, un accidente automovilístico durante una visita a sus padres en Laprida le produjo una lesión medular que la invalidó a los 29 años. “Me di cuenta inmediatamente de que podía caminar”, declaró, “y creo que me mandé una macana porque me intenté mover”.
Desde su ingreso a la política, circularon rumores que señalaban que, en la intimidad, podía caminar. “Yo me lo tomo a la gracia, pero hay mucha gente, por ejemplo, que es más ingenua y no conoce nuestras ironías, que lo sufre”, dijo años atrás, cuando reveló que incluso alguna vez Aníbal Fernández llegó a llamarla para disculparse porque un periodista había escrito que era él quien había lanzado el rumor.
Junto a su hijo Lautaro, el círculo íntimo de la senadora completa con su novio, el consultor de empresas Juan Tonelli, a quien conoció a instancias del ex jefe de la Policía Metropolitana Eugenio Burzaco y con quien tiene una relación desde 2013. Tonelli es señalado como uno de los principales impulsores de su carrera política.
Este año, logró encolumnar detrás de su candidatura a dirigentes como Hernán Lombardi, Miguel Chain, Guillermo Montenegro, Federico Pinedo y Oscar Moscariello. Fuera de la Ciudad, tiene afinidad con Miguel Del Sel y Carlos McAllister, y goza de alta popularidad entre los dirigentes del PRO del interior, quienes suelen pedirle que los acompañen en la campaña.

Sus debilidades

Mauricio Macri y Gaby Michetti, en uno de los tantos festejos por triunfos electores en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Amante de los ravioles al fileto, entre sus libros de cabecera se encuentras La audacia de la esperanza, de Barack Obama; La paz perpetua, de Kant; Los cinco minutos del Espíritu Santo, de Victor Manuel Fernández, y El país bajo mi piel, de Gioconda Belli, ente otros. Toca la guitarra, y escucha "mucha música y muy diferente": Buena Vista Social Club, Shakira, Norah Jones, Diana Krall, Jack Johnson, Bach, Mozart, Mercedes Sosa, los Beatles, Enrique Morente, Tomatito, Goyeneche, Raúl Juárez y Piazzolla.
Consultada por Infobae el año pasado, se definió como “una mujer que ama ser madre, que vive apasionadamente, que tiene una enorme vocación de servicio, que cree en un Dios misericordioso que es Padre, que está enamorada de Juan, que ama a su país y está orgullosa de ser argentina, a pesar de todo lo que debemos trabajar y cambiar para que nuestra ​nación sea la que merece ser”.
Paradójicamente, a pesar de su reciente derrota porteña, su elección como compañera de fórmula de Mauricio Macri se asienta sobre una popularidad de la que no goza ninguno de los contrincantes que quedaron en carrera; a pesar de su sus gestos de independencia, es indiscutiblemente PRO. Con una victoria segura en las primarias del frente Cambiemos, habrá que esperar a octubre para verificar si la estrategia macrista se convierte en la carta ganadora.

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