lunes, 12 de mayo de 2014

“Carmencita” fue presa política durante el ’76 y era atea

Ejemplar trayectoria judicial a nivel nacional e internacional de Carlos Argibay, recientemente fallecida.
Había nacido el 15 de junio de 1939 en la ciudad de Buenos Aires. Carmen Argibay Molina o “Carmencita” -como sus seres queridos la llamaban- estudió en un colegio de monjas alemanas y en 1964 se recibió de abogada en la Universidad de Buenos Aires. Por ese entonces ya trabajaba en el Poder Judicial. De hecho, fue una de las primeras mujeres en insertarse con fuerza en la Justicia como secretaria de Instrucción.
Su deceso ha conmocionado a los ámbitos político, judiciales y sociales del país
Su padre, Manuel Agustín Argibay Molina, fue ministro de Salud y Asistencia Social de Pedro Eugenio Aramburu en 1955. Su tío -el padre del abogado Pablo Argibay Molina- fue uno de los creadores del famoso “Camarón”, un tribunal creado en 1972 para juzgar a los delitos cometidos por la guerrilla. Y aunque Argibay tampoco fue peronista, condenó públicamente la masacre de Trelew y estuvo 9 meses presa por el golpe de 1976, luego de esconder perseguidos políticos en su casa. En la cárcel se volvió famosa por enseñar francés a sus compañeras.
Después de una extensa carrera en el ámbito judicial que comenzó en 1959 como “empleada interina”, Argibay fue nombrada jueza el 7 de junio de 1984 y ese mismo año pasó a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, donde compartió un tribunal con Eugenio Zaffaroni. Fue ascendida en 1988 y en 1993, y se jubiló en los primeros días del 2002. Dos años más tarde llegó a la Corte Suprema, cuando el Senado aprobó su pliego con 42 votos a favor, de oficialistas y radicales, frente a 17 votos en contra.
Defensora de los derechos individuales frente a la arbitrariedad del Estado y autodefinida como atea, la magistrada se pronunció en varias oportunidades a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo -un respaldo a la despenalización del aborto- y por ello recibió críticas de la Iglesia católica. Con esa impronta fundó la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina.
En el ámbito internacional, fue nombrada por la Asamblea General de la Naciones Unidas como jueza para el Tribunal Criminal Internacional que juzgó crímenes de guerra en la ex Yugoslavia. También integraba la Asociación Internacional de Derecho Penal y la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, que presidió entre 1998 y 2000.

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