domingo, 17 de marzo de 2013

“No te la creas”, el lema del cura porteño que llegó a Papa

Por Víctor Daniel Nazar, ab0gado y director de Arena Política.
Jorge Mario Bergoglio tiene una frase que lo acompaña siempre: “No te la creas”, con la que vive formulando una invitación a la humildad para no creerse el mejor (o la mejor), sobre todo cuando se llega a las más altas posiciones dentro de la sociedad.
Él, que jamás se la creyó, llegó a ser ungido el mejor dentro de la Iglesia Católica y consiguió generar un hecho histórico que, por lejos, será el más importante por siglos en la Argentina. Es Papa. (Al otro día de vestirse de blanco en El Vaticano, llamó por teléfono a uno de sus colaboradores de Buenos Aires, y luego de recibir muchas felicitaciones, le dijo: "Por favor, llamame padre Bergoglio". Como vemos, sigue sin creérsela). 
Todo el mundo (incluso los acólitos del gobierno kirchnerista que no salen de su pensamiento minúsculo) sabe que llegó a Sucesor de Pedro por humilde; justamente la virtud que es contraria a soberbio, pretencioso, interesado, egoísta y  auto-suficiente. (Siempre vale recordar que hace siglos, el genial español Miguel Cervantes Saavedra dijo en el famoso Diálogo de los Perros que “la humildad es la base y fundamento de todas las virtudes”, y que “sin ella no hay alguna que lo sea”).
Nuestra presidente, Cristina Fernández de Kirchner, subida en el pedestal de la Casa Rosada, se negó a recibir a Bergoglio y ni siquiera le respondió los 14 pedidos de audiencia, ignorando que el cardenal no requería un diálogo sobre asuntos personales sino que buscaba abordar problemas como la pobreza y la corrupción en el país.
Frente a repetidos rechazos, el cura se resignó en silencio y apenas habrá murmurado su consabida frase: “No te la creas”.
Hoy, el marginado por la presidente kirchnerista llegó a la máxima jerarquía en la poderosa Iglesia Católica y se convirtió en el papa Francisco.
Apenas se informó que Cristina Fernández de Kirchner viajaría al Vaticano con una comitiva para asistir el martes a las solemnes ceremonias de su entronización como Vicario de Cristo en la Tierra, el Pontífice (Bergoglio) decidió invitarla el lunes, en la víspera de su asunción.
Como siempre, el cura porteño repitió su frase de “No te la creas” y, aunque tiene muy buena memoria, optó por no pagar con la misma moneda a quien no le abrió las puertas de la sede gubernamental de la Nación Argentina.
Al contrario, la distinguirá porque Cristina pasará a la historia como la primera jefa de Estado a la que recibirá el flamante Sumo Pontífice.
El encuentro se celebrará en la Casa de Santa Marta, donde aún se aloja el Pontífice. La hora programada es las 12.50, según los relojes italianos (las 16.50 hora argentina).
El gesto del cura porteño responde a instrucciones de Cristo: “Yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda. Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos”.
Es hora, entonces, que Cristina Fernández de Kirchner y sus seguidores comiencen a repasar las lecciones de un hombre bueno, humilde y, esencialmente, discípulo de Cristo. O que repasen los postulados que comenzó a revelar Francisco (Bergoglio), como el de “una Iglesia pobre para los pobres”, que equivale a soñar con gobernantes pobres al servicio de los pobres; y no al revés con mandatarios ricos y mandantes pobres.
“Sueño con una Iglesia pobre para los pobres”, postulado del cura porteño que llegó a Papa y sigue sorprendiendo al mundo con sus gestos de humildad, sobre todo a algunos argentinos que lo consideraban “enemigo” por defender a los excluidos de la patria.

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