jueves, 25 de octubre de 2012

¿Qué buscan todos sumados al “cristinismo”?

Cristina vería “con agrado” la incorporación de Zavalía.
Se sabe que el intendente de La Banda, Héctor “Chabay” Ruiz, y con él la senadora nacional Ana María Corradi, son kirchneristas de la primera hora.
Se conoce también que el gobernador Gerardo Zamora, primero institucionalmente y luego por el camino de la transversalidad, se transformó en el kirchnerista más confiable (así repetía el desaparecido Néstor Kirchner), y en el aliado que supo ganar todas las batallas electorales en la provincia que favorecieron al “proyecto nacional y popular”.
Estos dos sectores, hoy, se llaman “cristinistas”, y sus alineamientos no sorprenden a nadie.
La extrañeza, en cambio, es la alineación de José Luis Zavalía, quien luego de formalizar un acuerdo político con “Chabay” Ruiz (para que juntos pudieran dar mejor pelea al zamorismo), terminó definiéndose como el “nuevo ‘cristinista’” y abandonar a la UCR; se supone, definitivamente.

Los operativos

Zamora buscará la re-reelección y para ello necesita, irremediablemente, la venía de la Casa Rosada y del poder omnímodo de la presidente Cristina Fernández de Kirchner. Es el que no va a sacar los pies del plato porque todo le ha ido bien desde su acercamiento e inserción dentro del kirchnermismo.
Se cree que Julio De Vido, Juan Manuel Abal Medina y Oscar Parrilli, desde sus encumbrados cargos nacionales, son sus operadores para conseguir el visto bueno de la Presidente y alcanzar la re-reelección sin ningún inconveniente, por el camino de la reforma constitucional o, en su defecto, mediante un fallo del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, que se denomina técnicamente “acción declarativa de certeza”. (Es el método procesal por el cual se solicita el control constitucional en caso de configurarse una situación de hecho contraria al orden constitucional; como sería la prohibición de un tercer mandato consecutivo).
En ese sentido, se sabe que la solicitud para habilitar a Zamora a la re-reelección ya estaría en el Superior Tribunal de Justicia (algunos arriesgan que está redactada la resolución), y que fue planteada por el partido Federal distrito Santiago del Estero, que un signatario del Frente por Santiago.
Por el lado de “Chabay” Ruiz y de la senadora Ana María Corradi, los operadores en la Casa Rosada serían el secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y los senadores Miguel Pichetto y Aníbal Fernández. Serían, concretamente, los que aconsejaron “cooptar” a un radical “de entraña” como Zavalía, y que “el pase” habría resultado “del agrado” de la Presidente y de todo el “cristinismo”.
Sin duda, “Chabay” y Corradi se han notificado en Buenos Aires que la declaración rotunda de su definición como “cristinistas” (sumando a Zavalía), es la única manera de que fueran invitados a la “mesa del reparto de la torta” para las próximas elecciones en nuestra provincia. Saben también que en la Casa Rosada nadie se opondría a la re-reelección del gobernador, por lo que lo más aconsejable es mantenerse firme y “pegados” al “proyecto de Cristina” y no dejarle toda la cancha libre y a disposición de Zamora.

Lo anecdótico

La incorporación de José Luis Zavalía al “cristinismo” ha sido, reiteramos, sorpresivo y muy comentado en los mentideros políticos. Primero, porque ha interpretado que el radicalismo, al menos en nuestra provincia, es irrecuperable y parece no tener futuro.
Además, si José pretende seguir vigente como político entendió que debía aliarse a alguien con un “aparato”, como es el caso de Ruiz y la comuna bandeña, después de varias derrotas desde la soledad y la intemperie. Por ello terminó aceptando “el consejo” de los kirchneristas de la Casa Rosada que, primero que nada, tenía que hacer una declaración pública de “identificación plena” con el gobierno y el proyecto de Cristina Fernández de Kirchner.
Le faltó a Zavalía, creemos, una autocrítica, con la que debió coronar sin lastres su nuevo reposicionamiento político. Debió dar explicaciones que demostraran su “apresuramiento”, por ejemplo, cuando tomó la decisión de impulsar la “expulsión” de la UCR de Gerardo Zamora y otros funcionarios del gobierno, justamente por haber apoyado e identificado con el kirchnerismo.

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