sábado, 22 de septiembre de 2012

Ariel Álvarez Valdés, el amigo absoluto

Por Miguel A. Brevetta Rodríguez.
Los últimos cafés por las mañanas recordaban el dialogo encendido al nombrar la política de aquí y de allá. La avidez recurrente por encontrar los diarios dispersos entre las mesas y mascar las noticias para ilustrar -qué pasa- al que llegue después, fue por años un ritual cotidiano en los altos de la confitería que mira a la plaza principal.
Con voz clara, suave, pausada, acostumbraba a mezclar las historias para que la elocuencia armonice con el razonamiento profundo del relato. Muy seguro, jamás dudó de su objetivo ni de su culto ni de su profesión, tal vez porque dentro de un corazón exuberante, pudieron convivir en armonía la frialdad de los números, la comprensión de la historia, el apasionamiento por Rosario y por Santiago, y el transitar austero por la poesía clásica e intimista que compartió con pocos, no sé por qué motivos.
Lo advertí siempre cauto, pero apasionado por sus emprendimientos. Cuando comandó el canal de cable TIP me convenció de que sería un buen Director de Noticias y no escatimó recursos con tal de analizar mis comentarios editoriales a mitad de programa, para llamarme luego y expresar su opinión.

Ariel, el poeta

Arena Política sigue rindiendo homenaje al doctor Ariel Álvarez Valdés, nuestro amigo recientemente desaparecido, conforme a los numerosos artículos que elogian su personalidad.
Muchas veces le propuse la edición de sus poesías, lo que generó no más que sarcásticas sonrisas, pero nunca desechamos la revisión del propósito y hasta fantaseamos con su musicalización. Romántico hasta los tuétanos, nostálgico empedernido, lo podía el tango -en la versión borgiana- más cerca del amor que de los guapos.
Nunca olvidaré aquel gesto humilde, desprendido de su generosidad intelectual, cuando me pidió que comentase su último libro: La Universidad Católica de Santiago del Estero Luces y sombras en cuarenta años de historia 1960-2000. (1).
No me sentí merecedor del alto elogio, conociendo a tanto ilustre entre su entorno. Pero, el don de dar que llevaba incorporado superó el distingo sin admitir reparos.
En esa obra, Ariel rescató una máxima de León XIII que insertó previo a la presentación del libro: “La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad”. Tal como vivió y actuó.

En vez del amor (2), poesía de Ariel Álvarez Valdés.

Hoy quiero que sepas que fue aquella pena,

querida, muy mía, perfecta y total;

angustia sin tiempo de un siempre futuro

que en llanto y en humo se quiso quedar.

Yo sé que una tarde, aquí por Corrientes,

el último whisky te puso a olvidar,

creyéndote sola en ese desierto

de tus pensamientos y tu libertad.

La vida que nunca remonta la vida

ni cruza dos veces el mismo lugar

abrió en ese instante por dos paralelas

los sueños que apenas yo pude tocar.

Yo se que otra tarde vendrás por Corrientes

detrás de vos misma queriendo llegar,

de besos regada la piel de tu cuerpo,

los ojos desiertos de mirar atrás.

Y entonces mis ansias querrán rescatarte

buscando en el alma su viejo anhelar,

Ya todo cubierto por las hojas secas

que la ausencia deja, que el otoño da.

Corazón adentro te buscaré en vano

y fiel el silencio cubrirá mi voz.

Antiguos recuerdos saldrán a quererte

más sólo habrá muerte, en vez del amor. A.A.V.

Fuente
1- http://brevettarodriguez.com.ar/?post=225
http://www.lastermasderiohondo.com/boletines/2005/enero/enero.asp
2- Poema inédito en mi poder, con música en tiempo de tango por José Tomás Lescano.

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