lunes, 2 de julio de 2012

Asesinaron a la maestra porque la policía de Zamora no la custodió, como ordenó un juez

Por Julio Rodríguez, corresponsal de Clarín.
Fabiana denunció varias veces a su ex pareja, el remisero, y un juez en lo Civil ordenó que vigilaran su casa, aunque la medida no fue acatada por la policía zamorista.
Amor no correspondido, despecho, un hombre violento y, quizás, un rito satánico, son los ingredientes del horror, de una historia de amor que terminó de la peor manera en Santiago del Estero: una mujer ferozmente asesinada y cinco detenidos, acusados del homicidio.
Leda Fabiana Raimundi Corral, una maestra jardinera de 43 años, divorciada con dos hijos, de 13 y 9 años, fue atacada y mutilada el 14 de junio pasado. Se sospecha de su ex pareja, Mario Rojas (37), un remisero que habría actuado junto a otras cuatro personas.
La docente lo había denunciado varias veces en los últimos siete meses, por acoso y amenazas. El 19 de diciembre pasado, un juez en lo Civil hizo lugar a una “acción de protección contra la violencia familiar” y dispuso una prohibición de acercamiento y contacto de todo tipo. Incluso, el juez Sebastián Billaud ordenó que se notificara a la policía para custodiar el hogar de la mujer, pero la fuerza de seguridad nunca cumplió la orden judicial .
Fabiana y Mario Rojas se habían conocido en 1999, cuando el ex esposo de la víctima, Fabián Moreno, lo contrató para que manejara uno de los remises que tenía. La relación laboral duró dos meses. “Era un tipo conflictivo y no me gustaba cómo trabajaba”, explicó Moreno a Clarín. Pero como eran vecinos en El Vinalar, un enorme barrio del sur de la ciudad de Santiago, la familia contrataba ocasionalmente a Rojas para que llevara a Fabiana y sus dos hijos al colegio.
En 2008, el matrimonio se separó de hecho y siguió conviviendo dos años más en la misma casa, hasta conseguir el divorcio. La relación entre Fabiana y el remisero, al principio, fue de amigos. “Ella necesitaba alguien porque estaba en crisis con su marido. Cuando se separó, Rojas se convirtió en su confidente, hasta que se volvieron pareja”, contaron sus primas Silvia y Claudia González Corral.

Sujeto peligroso

Los celos del remisero, más su actitud posesiva y obsesiva, hicieron que todo se terminara en octubre del año pasado. A partir de allí él empezó a merodear su casa, a seguirla y a mandarle mensajes de texto intimidatorios, bajo la promesa de “cambiar, ser ‘el Mario bueno’”.
“Rojas llegó a destruir los focos de afuera de la casa y una ventana”, recordó Moreno. Luego hubo otros hechos intimidatorios. El 14 de junio, ella salió de su casa para hacer unos trámites y fue hallada muerta la madrugada siguiente en un descampado en Villa Robles, 25 kilómetros al sur de la capital.
Tenía la cara arrancada desde los pómulos hasta la barbilla, heridas con un elemento filoso desde el cuello hasta debajo de los senos y en el cuerpo cabelludo. También le faltaba un brazo.
Los otros cuatro detenidos (un remisero amigo de Rojas, su mujer, su hijo y un vecino) están acusados de prácticas umbandistas, una de las hipótesis del asesinato.

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