jueves, 13 de octubre de 2011

El Nobel y la regla de tres

Sergio Sinay.
¿Cuál es el valor del Premio Nobel de la Paz? ¿Cuál es su valor si pueden ganarlo un belicista como Henry Kissinger o Martin Luther King (inmolado en su lucha por los derechos civiles), Theodore Roosevelt (inventor del “gran garrote”) o la Cruz Roja Internacional, Austen Chamberlain (uno de los que allanó el camino a Hitler) o la Madre Teresa de Calcuta, Barack Obama (casi un personaje de George Orwell, capaz de decir que “ la guerra es paz”) o Adolfo Pérez Esquivel? No es el valor que le da el muy oportunista Comité Nobel noruego, sino el que podamos rescatar mediante la reflexión y la acción.
Tres mujeres acaban de ganarlo este año (Ellen Johnson Sirleaf, presidenta de Liberia, Leymah Gbowee, activista liberiana por la paz y los derechos de las mujeres, y Tawakkul Karman, que enfrenta en Yemen al machismo y a un régimen despótico). ¿Querrá decir esto que tres mujeres valen un hombre? ¿Qué los hombres, aun los más belicistas, lo pueden ganar solos pero ellas no? Prefiero verlo de otra manera. Creo que en el mundo las mujeres hacen por lo menos tres veces más cosas que los hombres por la paz (o en contra de la guerra). Son tres o más veces víctimas de la violencia masculina gubernamental, social y doméstica (que afecta a otros hombres, a niños, a ancianos). Creo que cuidan del mundo y de los otros tres veces más que los hombres. Creo que siembran tres veces más de lo que los hombres destruyen.
Las guerras las desatan y encabezan los hombres, la violencia en todas sus formas (accidentes viales, asesinatos, suicidios, batallas, violencia deportiva y familiar, destrucción del medio ambiente) tiene a los hombres como principales impulsores y protagonistas. Creo, sí, que por cada hombre empático, piadoso, compasivo, cuidador hay tres hombres que son todo lo contrario y tres o más mujeres que los acompañan. Es una nueva regla de tres. Ojalá a partir de estas tres mujeres nunca más se premie a lobos disfrazados de corderos. Y ojalá los hombres nos acerquemos al cambio que nos debemos y que le debemos al mundo.

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